NO PODÍA PASARME ESTO A MÍ, 3

 NO PODÍA PASARME ESTO A MÍ (Borrador)

3

Llegué a Paterna después de sufrir el tráfico del By-pass.

Aparqué en un descampado en el Paseo de Europa. Al  otro lado de la Autovía estaba el edificio de Feria Valencia. De pequeño solía visitar las exposiciones con mi familia, aquellos días eran una fiesta.

Comprobé que cada una de las puertas del Alfa estuviesen bien cerradas.

Tenía que ir al Bar Cervantes. Hacía frío. Me sentí absurdo caminando bajo la luz blanca de las farolas. Los árboles de las calles se mecían al compás del viento, hostia, que frasecita.

El garito rebosaba de gente dentro y fuera.

No entré. Pedí por la ventana un whisky con Redbull.

-Sin hielo -dije.

Encendí un Camel y deambulé por la acera calle arriba. Qué imbécil, ¿no?¿Qué hacía allí? 


-¡Eh!¿Qué, bebiendo sólo? -Era Sofía. Me dió un empujón por detrás. Se había cortado el pelo al estilo "chico". El cuello y la nuca abiertos y claros.

Junto a ella había tres chicos con el pelo rapado,  zapatillas blancas y vaqueros desteñidos. Fumaban unos canutos de marihuana. Sus ojos brillaban como los de los enamorados.

-Eh, ¿qué pasa? Acabo de llegar -dije. 

-¿Aparcaste bien?

-Si -Señalé con el cubata en la mano hacia unas calles más abajo. El abrigo me quedaba grande.

-Bueno chicos, este es Daniel, el escritor del que os he hablado. Jesús, Luis, y Ramón.


Uno de ellos, Jesús, le rodeó el cuello. Su novio, supuse.

-Tio, Kurt Cobain ha muerto, ¿Lo sabías? -dijo Luis.

Los cuatro rieron. Yo no. 

-¿A la Ribera ha llegado esa noticia? -dijo Ramón.

-No, no me había enterado -dije-. 

-Eyy, Ramón, no te pases con mi colega y vamos al Calvario, que Daniel ha venido a inspirarse -dijo Sofía-. ¿Cómo va la novela?

-¿"Las Vueltas? Regular. Creo que me he bloqueado.

-Hoy te quitaremos el bloqueo -dijo Sofía mirando a Jesús. -¡Vamos! -Este la tomó de la cintura. Se pusieron a caminar delante saltando de la calle a la acera. No veía la gracia.

Yo, como buen pringado, andaba a la altura de los otros dos.

El Calvario era una plaza en un alto, con una torre blanca en el centro. Un reloj con números negros le aportaban más elegancia al monolito..

Alrededor estaba el mercado medieval. Despedía aromas de dulces, cerveza, quesos y jamones. Por todas partes se oía música y la gente hablaba sin parar.

Me ofrecieron una calada del porro y tiré con fuerza. Sofía y Jesús señalaron una caseta adornada con telas marrones y verdes. Allí se podía tomar vino caliente, "Especialidad Suiza", ponía en un cartón sobre el mostrador.

El vino estaba horrible, pero como la chica no era mía bebí esa bazofia hasta que me hice el mejor amigo de los skins 


Sofía me tomó de la mano. Mis tres mejores amigos se quedaron en la caseta.

-¡Hay un tiovivo de los de antes, Daniel! ¡Vamos a subir!

Aunque a punto de vomitar, no iba a negarme, ya me entiendes.

Íbamos corriendo alrededor de la gente. La música de carrusel y las luces atronaban. Incluso sonó el Benefit Of Mister Kate de The Beatles.

Me besó una vez. Luego otra. Me van a matar hoy aquí.

-¿Te gusta? -dijo sonriendo.

-Oye, me van a matar.

-Que va. Están pasados.


Después de dar unas vueltas con el tiovivo dio un salto del unicornio en el que montaba y se fue corriendo. Salí tras ella y no la perdí de vista enseguida. Me esperaba no sé dónde y me cogió del abrigo. Me tomó la cabeza con fuerza y me plantó un beso en los labios, de esos que son inmortales.


-Cierra los ojos ya, Kurt Cobain ¡Estás muerto!

-¿Qué?

-Los ojitos... -Me tapo la cara con sus manos-. Abre la boca.

Me metió algo dentro.

-Chupa -ordenó-. Chuuupa...

Noté el tubo de una petaca y un par de pastillas tragadas a traición.

-Tranquilo, te sentará bien.

-¡Hostia, tía! ¿Qué me has metido, joder? Que tengo que conducir.

-Esta noche no -dijo ella-.

4 (Joder, si, continuará).

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